domingo, 19 de octubre de 2008


¿He de compararte con el leve y dulce rocío de primavera, que aún prisionero de mis sueños, puedo encontrar en ti, cada posible escape, cada posible fantasia?, ¿He de sobrellevar tu belleza como una dádiva divina, un regalo otrogado sólo para aquellos preparados para recibirlos?
Pues bendito por el cielo ¡Bendito como ningun otro! y es en esta bendición que toda posibilidad de amar, de encontrar en cada espacio tu nombre, tu cuerpo... ¡Que la envidiosa noche, que cada solitaria estrella, que toda escarcha en un cielo pulcro y divino, os llame no solo por tu nombre, sino que tome de tu vida un ejemplo de belleza!
¿He de amarte como ningún hombre ha pisado esta tierra?, ¿Cómo sólo en mis pensamientos, como sólo en mi amplia mente tu nombre impregna de aroma en ella?
Dulce, hermosa... quien más que tú otorga significado a palabras tan familiares, ¡Buscad un diccionario! ¡Buscad enciclopedias! porque es desde este momento que no existe en esta vida, que ni en mil páginas de sinónimos, haran honor a tu nombre, a ti... a ti como la más bella!